¿Cuántas veces habrá vivido María la experiencia de Getsemaní? Aquella noche no fue solo de Jesús: fue también de su Madre. Escucha de nuevo en el corazón aquellas palabras que atraviesan el tiempo: «Mi alma está triste hasta el punto de morir». ¿La imaginas? En silencio, sosteniendo con su fe la noche más oscura. También hoy, cuántos hombres y mujeres pronuncian estas mismas palabras en medio de su angustia. Tal vez tú también, en lo profundo de tu corazón, has sentido ese peso que parece imposible de llevar. El camino de Adviento es precisamente esto: caminar en medio de la oscuridad, rezar con perseverancia y esperanza, hasta que el corazón pueda susurrar, como Jesús en Getsemaní: «No sea lo que yo quiero, sino como quieras Tú». Adviento es confiar cuando aún no amanece. Es dejar que la fe de María nos acompañe y nos sostenga en el silencio, mientras nace la esperanza.
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