Sensus Fidei

Hoy, más que nunca, necesitamos custodiar el sensus fidei, esa preciosa intuición de fe que el Espíritu da a todo el Pueblo de Dios. Pero también debemos discernir cuándo este sentido queda oscurecido por heridas o ideologías. Abro hilo.

1. El sensus fidei no es una opinión personal ni una convicción subjetiva. Es una resonancia fiel al Espíritu, que se manifiesta en comunión con el Magisterio, con la liturgia viva, con los pastores y con todo el cuerpo eclesial. 2. Cuando una persona siente que “la Iglesia ya no es fiel” y solo ella o su grupo lo son, algo se ha roto. El sensus fidei no lleva al juicio permanente, sino a la intercesión confiada. No condena desde fuera, ama desde dentro. 3. Un alma herida o decepcionada puede refugiarse en una rigidez que le da seguridad. Pero la rigidez no es fidelidad. Es miedo disfrazado de pureza. La verdadera fe no se vuelve amarga ni desesperanzada. 4. La división, la desconfianza sistemática, la visión apocalíptica del presente, la constante denuncia de los pastores… no son frutos del Espíritu Santo. 5. San Pablo nos recuerda: “Dios no es un Dios de confusión, sino de paz” (1 Co 14,33). Donde hay caos, ansiedad y juicio constante, conviene preguntarse: ¿sigue reinando aquí Cristo, o reina otra cosa? 6. El verdadero sensus fidei lleva a la obediencia, a la paz, a la alegría serena, incluso en medio de pruebas. Nos hace ver la acción de Dios más allá de nuestros esquemas, y nos mantiene unidos a la Iglesia. 7. Si te sientes en desacuerdo con muchos. Si te ves cada vez más aislado. Si sólo encuentras comunión en un círculo cada vez más cerrado… hazte una pregunta sincera: ¿no habré perdido la comunión con la Iglesia? 8. Jesús no fundó una Iglesia de perfectos, sino una comunidad en camino, con Pedro al frente. Quien deja de confiar en que el Espíritu actúa en ella… deja de ver a Cristo en ella. 9. Por eso, antes de condenar, recemos. Antes de alejarnos, escuchemos. Y antes de erigirnos en jueces, recordemos que sólo se puede amar la Verdad si se ama a la Iglesia como madre. 10. Termino con una súplica: Señor, devuélvenos la alegría de la comunión. Líbranos de la amargura y del juicio. Enséñanos a vivir tu Evangelio con verdad, pero también con paz, humildad y esperanza. #sensusfidei #UnidadEnLaIglesia #FeCatólica #EsperanzaCristiana #Magisterio #OremosJuntos

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